viernes, 25 de febrero de 2011

Se regala un Diarios del fin del mundo

Uno de los artículos de Orsai (si no sabes que es, deja de leer en este instante y ve a pegarte contra la pared) que más me impactó es la vida de Enrique Meneses. A sus ochenta y tantos años de vida, ha fotografiado y reporteado muchos de los momentos cumbre del mundo. WWII, Cuba, Kennedy, Castro, Franco. Lo que muchos nos consolamos con leer, él estuvo ahí.

Y resulta que el hombre, además, Bloggea. Y lo hace desde el 2003. Descubrirlo y descubrir sus historias ha sido muy emocionante. Su opinión, sustentada por sus valores y experiencia me estremecieron. Sentí que había vivido bajo una pinche piedra por no haber sabido de él antes. ¿Cuánto más me falta por leer?


Por eso, los convoco a que me pasen links. De lo que sea. Famosos, anónimos, computitos, historiadores, doctores, buenos para nada. Lo que sea. Pásenlo. A quien me mande en los comentarios de este post, el link más valioso (y que desconocía) se ganará un ejemplar de los "Diarios del fin del mundo". Se reciben links hasta el miércoles ya que el jueves estaré enviando unos libros que debo.

Por cierto, el blog de Enrique Meneses me llegó gracias este post de Rodrigo y su pildorita de la felicidad. ¡Vayan!




Los queretanitos que quieran comprarlo, mándenme un mail a rossymr@gmail.com y nos ponemos de acuerdo para la entrega.

COMPRAPAYPALCOMPRA

Precio del libro (incluye gastos de envío)


miércoles, 23 de febrero de 2011

De cuando no había internetz

La semana pasada leí, aunque no por completo, algunas Crónicas Extranjeras de Viajes en México, compilados y traducidos por Margo Glanz por ahí de los sesentas. El libro contiene crónicas de algunos que se atrevieron a viajar por un México recién abortado (siglo XIX). Desde la esposa del embajador europeo que recibió alojamiento en el Rancho de Santa Ana en Veracruz, hasta el pobre franchute que se encontraba en México cuando comenzaron los pastelazos y tuvo que correr (literalmente) para salirse del país. Estos viajeros no tienen que quedar bien con nadie, por lo que narran con todas sus letras sobre la pobreza y suciedad que existía (¿existe?) en nuestro país. No dejan a un lado la maravilla de nuestro clima, naturaleza, atardeceres, pueblos y ciudades. La tranza y lo borracho del mexicano tampoco falta.

Agarré otra compilación, ahora de Lolita Bosch donde encontré una crónica del Distrito Federal y la relación trágica-cómica-musical que tenemos con las rancheras. Esta crónica, de Alma Guillermoprieto, está ubicada en el sexenio de Carlos Salinas y México estaba en la antesala del primer mundo (ya sabemos cómo resultaron las cosas) Esa época pre e inter TLC, cuando sólo en la fayuca conseguías un Milky-Way. De lo que no me acordaba es que hubiera llegado una franquicia del Taco Bell.

Sí. Taco Bell en el país del taco. Los gringos sí que saben mentar la madre.

Las crónicas extranjeras son románticas y curiosas. El imaginar lo narrado saca sonrisas automáticas. Sin embargo, la crónica de los 80s - 90s son mías. A mí me tocaron las colas que daban las vueltas a las cuadras del MacDonald’s. Los tractores del Barzón por López Mateos en Guadalajara. La tristeza de mis papás al casi perder la casa después del error de diciembre.

En este post, JuanMa un compa gachupín, comparte sus recuerdos de un evento histórico de España: el 23-F. En 1981 hubo un intento de golpe de estado por parte del ejército, al incipiente gobierno Español. El ibérico país aún estaba en el acomodamiento tumultuoso post-franquista.

Mis recuerdos de la infancia no son muy claros. Quizá se deba a que tuve una infancia apacible y feliz, no lo sé. Pero trataré, en estos posts, de escribir mis recuerdos de ésa época que si bien, carece de balaceras en la cámara de Diputados, tiene crisis y presidentes diciendo pendejadas.

Si alguien lee o escribe algo igual, pase el link.

martes, 15 de febrero de 2011

¡Jeri4queen!

Con la noticia que mi blogcito de cuentos ha sido nominado para obtener el premio Revista de Letras al mejor blog internacional de creación y/o crítica literaria.

Si le gusta lo que lee, puede pasar a votar hasta el 2 de marzo. Acuérdense que el blog se llama Rox-Puros cuentos y está acompañado de mi nombre verdadero. dundundun



Gracias al equipo de Revista de Letras por su nominación y a ustedes por su voto.


(Y una mentada a los que no. Pos estos)

domingo, 13 de febrero de 2011

Tramparapapapapam

Hay un video en el que aparece mi hermana, cuando tenía 3 o 4 años. Era un festival escolar de esos que organizaban en el Kinder para mostrar a los padres el avance que habían tenido sus escuincles por estudiar ahí. Había canto, baile y tablas gimnásticas.

Los niños amontonados en el perímetro del patio esperaban, entre brincos y risas, el momento de pasar al centro. Las escenas de los actos en los que mi hermana no participa, son cortas. El camarógrafo -mi papá- tenía preferencia por su minihim. Por eso sale ella, moviendo las dos largas colitas al ritmo de la música, cantando las partes que se sabía y mandando besos cuando descubría a la cámara apuntándole.

A su grupo le tocó canto. Si es que un montón de niños gritando a su propio ritmo puede catalogarse como tal. Mi hermana siempre fue chaparrita, así que estaba en la primera línea. El audio de la cámara super-8 es un poco chafa, de esos que se oye hasta el aire. Sin embargo, se escucha con claridad la voz aguda de mi hermana gritando la canción. Cantaba sin verguenza o miedo, sabiéndose dueña del momento. Pero sobre todo, cantaba con huevos. Su voz está sobre la de los demás niños, sobre el murmullo del público, sobre el aire.

Me acordé de mi hermana y su "canto" cuando vi este video -vía Teresa Martínez- de Винни-Пух (Winnie Pooh en ruso). En la versión original, Pooh no es un oso huevón y puto. Es un poeta que compone canciones y las canta como sólo los niños (y Dave Grohl) lo saben hacer.


Soy de gustos necios

Esta semana, le cambié la plantilla a mi blog de cuentos (que ahora incluye "reseñas literarias").  Mi etapa rosa nunca se afianzó, la morada está quemada y, aunque ya no soy pelirroja y el verde manzana no me va, me decidí por ese.  Le acomodé el ancho, incluí algunas páginas y posts viejos y voilá!, mi blogcito estaba renovado.  Eso hasta que fuí a mirujear mi otro blog  y resultó tener la misma plantilla.
Juro por Scampi que está acostado en mi pie (y que ya tengo dormido) que no me acordaba que ya había elegido esa plantilla.  Entro sólo para comentar y no me fijo mucho en la apariencia.  Es como entrar a la cocina con la luz apagada, ya sabes dónde es; ya no se fija uno en pendejadas.
No es la primera vez que me pasa.  A veces, compro ropa muy, muy, pero muy parecida a lo que ya tengo.  Me encapricho con ciertos colores y reniego de ciertas modas, como las zapatillas que llegan hasta el talón. Cuando me da por experimentar en el fashion, termino con un montón de ropa guardada que uso como disfraz.
Tal vez me esté haciendo vieja. BUA.

martes, 8 de febrero de 2011

México como Luvina

Ya mirará usted ese viento que sopla sobre Luvina. Es pardo.
Dicen que porque arrastra arena de volcán; pero lo cierto es que es un aire negro.
Ya lo verá usted.
Se planta en Luvina prendiéndose de las cosas como si las mordiera.
Y sobran días en que se lleva el techo de las casas como si se llevara un sombrero de petate,
dejando los paredones lisos, descobijados (...)

Juan Rulfo
Luvina


México, como Luvina, se ha llenado de aire negro. Lo vemos en las noticias, en las redes sociales, en la mirada de la gente. En México, como en Luvina, el gobierno no tiene madre. Sin embargo, a diferencia de Luvina, a este México lo hicimos nosotros. Los que dejamos de denunciar, de trabajar y buscamos una salida fácil. Lo hicimos al aguantar en silencio y voltear la mirada de lo que no queremos ver. Los que dejamos de pensar.

Esta tarde leí Luvina y mi corazón se aceleró. En sus letras vi reflejado el sentimiento de tristeza, desolación y abandono que siento al escuchar de los niños quemados, de las familias que pierden a sus hijos, de los estudiantes que mueren por estar en su escuela, en el momento equivocado.
¿Por qué leer cuentos desbordados de tristeza? ¿No tengo suficiente con la realidad? ¿No sería mejor conectarme al televisor o leer sobre chismes de la realeza mexicana?

No. Porque al leer, comienzas a pensar. Y cuando piensas, comienzas a actuar. Es necesario remarcar el papel del libro y de la escritura como un despertador de ideas. El libro como cuestionador de entornos. La escritura como reflejo de nuestra realidad.

Escuchamos las noticias sobre la violencia en nuestro país y sentimos cómo el coraje se almacena en nuestras entrañas. Lo hablamos con el compañero de oficina y la madre asustada. Pero no hacemos más. Mientras la violencia no toque una vena importante de nuestro sistema, no hacemos más.

Esa alarma está ahí. Sólo hay que buscarla entre las líneas de un verso, de un cuento o de una novela. Con seguridad, el autor no buscaba otra cosa más que expresarse. Bajar a un papel las ideas que desbordan en su cabeza. Nosotros, como lectores, nos toca aprovecharlas.

Luvina quedó poco a poco sin habitantes. Quienes la abandonaron, no podían hablar de otra cosa que no fuera lo mal que la pasaron ahí. Explicaban, sin tratar de convencer o justificarse, porque ese no era un buen lugar para vivir.

¿Cuánto falta para que en México se queden sólo los necios? ¿Qué necesita pasar en nuestro país para que termine hablando así de él? ¿Qué puedo hacer para evitarlo?

viernes, 4 de febrero de 2011

Del día que conocí a Cristina Rivera Garza

Tenía que hacer su biografía. Era mi tarea. Pero lo que hice fue ir a conocerla y dejar que ella me contara su vida.

En la presentación de La Castañeda, Cristina me cautivó tanto como su "Nadie me vera llorar".

ACÁ el encuentro. Ese blogsito se diversifica. Ahora incluyo a obsesiones literarias

Los hombres de los suburbios también lloran

Comencé a ver Mad Men. Los cinco capítulos que tengo vistos aún no me dan el suficiente bagaje cultural para escribir una de mis famosas críticas / resúmenes. Así que lo diré con una palabra:

Pussies

Todos, sin excepción son unos chillones. Ay, mi familia política me agarra de los huevos con dinero =( Ay, tengo cargo de conciencia de tener un amante :'( Ay, yo soy tan escritor como tu :S Ay, me da cosita que sepan mi pasado ;__;

¡Cositos!

Yo, que vengo de ver cómo Tony Soprano mata a su sobrino a sangre congelada y de amar los comentarios políticamente incorrectos de Gene Hunt, los "exitosos" publicistas niuyorkinos me dan ternurita. La serie es una telenovela histórica. Bien hecha y mejor contada, eso sí, pero telenovela al final.

No debería burlarme. Supongo que la presión por triunfar en la postguerra, haría chillar a cualquiera como alcohólico sin cerveza. Y pensándolo bien, conozco más hombres sentimentales que hijos de puta.

La seguiré viendo, esperando que las viejas les pateen las bolas y los engominaditos trajeados tengan algo porque chillar.

¡Mamaa! en los internets se burlan de mis personajes

miércoles, 2 de febrero de 2011

Mi pulmón tapatío está malo

En The Authority, existe un superhéroe llamado Jack Hawksmoor. Como cualquier héroe que se digne a llevar el prefijo super, Jack Hawksmoor es fuerte, ágil, guapo, volador, amable con los ancianas y amigo de los gatos. La fuente de tanto megapoder es La Ciudad.

De ella se alimenta, en ella se convierte. La ciudad y Jack Hawksmoor se funden en un solo ser. Por eso, cuando la ciudad está enferma, su poder disminuye. Toma posesión de sus edificios y los usa para pelear contra los obscuros y malignos seres del universo universal.

Jack Hawksmoor es de mis superhéroes favoritos. Y es que estoy segura que la ciudad se mete en nuestro cuerpo. Yo no soy la misma en Querétaro, que en el DF, Guadalajara o Madrid. Hasta la cara me cambia. A todas las he amado (y odiado) con intensidad. La ciudad ha sido mi compañera. Quizá la más constante y fiel. Yo, como Jack Hawksmoor también me alimento de la ciudad.

Guadalajara es quizá, con la que tengo una relación amor-odio más fuerte. Y de todas mis ciudades, es la que ahora sufre. Anoche, una parte de mí estaba triste, débil. Más allá de la preocupación de tener a mi familia allá, está el dolor de saber que las cosas pueden ponerse peor.

¿Qué es lo que nos queda por hacer? No voy a reclamarle a las televisoras por dedicarle más espacio a los chismes. Tampoco a los políticos que no hacen su trabajo. Mucho menos cambiaré mi avatar por unas manchas de sangre. En momentos como este, cada quien debe decidir su actuar. ¿Para qué criticar el de los demás?

Por eso, yo decidí escribir más. Vaciar mis ideas, compartirlas con quien le interese escuchar. No importa lo cansada que esté y la hueva que tenga. Ese proyecto tiene que salir. Porque hay que hacer algo con esta cabeza además de corretear computitos. Además, es lo que más me gusta hacer, además de pasear por mi ciudad.