martes, 16 de mayo de 2017

Tengo un perro viejo bien chido

Gazpacho tiene cejas y bigotes canosos y ya no brinca a la cama.  Una vez lo subí a huevo y cuando se bajó se lastimó la pata-derecha-trasera.  Así que ya ni lo intenta.  Esa vez mi instinto de madre mexicana y abnegada me traicionó porque ya traía la pata-derecha-trasera falseada por brincar al bajar del coche.  Y justo cuando iba saliendo de una infección en las vías urinarias que hacía que le ganara en cualquier lado y le saliera la pipí con changue, uy.  Pobre mi Gazpachillo, ponía cara de chipirón apachurrado al orinar.  Ya no sabía si le dolía la pata-derecha-trasera por levantarla al hacer pipí o por la pipí sangrienta. Ya tengo un perro viejito, pensé mientras la vet me explicaba la situación médica de los cálculos de sal elevados a la novena potencia y despejando X y que se encuentran alojados en la vesícula (¿o los riñones?) de Gazpachiz. Y necesita nuevas croquetas. Unas más caras, claro está.

Hace muuuchoooo que no voy a Manzanillo. Todo es culpa de Grissom, ya saben el de CSI.  Y es que cómo una puede disfrutar de la vida (y del amor) sin la resolución absurda de esos crímenes pasionales.  Y es que eso sí era sentir al investigador cercano, interesado por la humanidad, el orden y el decoro. Una tiene esas reflexiones profundas durante los comerciales.  No como ahora, con el pinche Sherlock que sí, es mas cute con esos ricitos y ese acentito de extrangia, pero es frío como el viento, peligroso como el mar. Ya que se muera de verdad. También el pinche Netflix que me tiene amarrada sin ir a Manzanillo.

En fin, planeamos ir a Manza con todo y perritos ¡2 días! y la duda sobre la pata-derecha-trasera de Gazpacho y los cálculos sangrientos me acosaban por las noches. ¡¿Qué será de mi perrijo viejo en el mar!? ¡Quien resuelve crímenes pasionales sin maquetitas! y después de tanto tiempo... ¿ya será cognoscible el ser? *nota: sí, sufro de insomnio estúpido.

Después de 48 horas-perro llegamos. Durante todo el trayecto recordé cómo Gazpacho corría y corría y corría y corría y corría y corría y corría en su juventud.  Sobre todo, cuando lo llevaba a Manza. Se que ustedes, queridos lectores no sabían que mis papás tienen casa en Manza y que van a querer ser mis amigos, pero NEL pinches interesados.  Y quizá tampoco sabían de mi pasado bloguero. Y quizá no saben que es Blogger así que: ¡fuera de aquí millenials! *les da una patada en el culo* *maldice al aire* *hace un esfuerzo por no poner emoticons* 




😣 ouch



Ah sí, lo olvidaba. Eso del pasado bloguero es porque como no saben de la juventud de mi Gazpachito me di a la tarea de encontrar el primer post donde dije que lo había adoptado y que se iba llamar Tag (de HTML jijiji) O bien sobre la perronalidad de Gazpacho al correr y mi pequeño Scampi que se la pasa de pegoste. Y estos ocho puntos (era un meme ¡escrito! hijitosh) en el que al final y sin una gota de pudor revelo el secreto más obscuro de Gazpacho y mis calzones.

En fin, Gazpacho tiene 11 años (77 años perro), canas, artritis, problemas al orinar y vicios impúdicos.  Es un viejo con todas sus cinco letras: V I E J O

... excepto cuando va a la playa y corre como escuincle.



💙💚💛💜