viernes, 16 de agosto de 2013

Otro viernes, otra semana que no sé donde quedó

Los viernes salimos a las 5.  Yo casi siempre me voy a las 6 que es hora en que comienza el círculo de lectura al que asisto y que está a minutos de aquí.  

La oficina está casi vacía.  A veces, me pongo a platicar con los que se quedan.  Otras veces trato de ordenar las cosas para que el lunes no me agarre tan en curva.  

Termino la semana sintiendo que no hice nada y viendo el chingo de cosas que faltan por hacer.  Así que veo mi calendario: 15 horas de juntas.  El lunes entregamos un fix, el martes ajustamos los cambios, el miércoles volvimos a replanear, el jueves se fueron dos ENORMES compañeros y hoy... 




viernes, 9 de agosto de 2013

No-Reseña de Before Midnight

Ya está Before Midnight en el cine, me dijo mi Maridaje hace una semana. Pues el domingo SIN FALTA hay maratón de Before Sunrise y Before Sunset en la casa, le contesté amenazándolo con el dedo amenazador. Hace algún tiempo había intentado que viera Before Sunrise pero no tuve éxito. El fin de semana que pasó tampoco lo tuve. Y es que como los viejitos que se salieron a media función el miércoles, las películas no son para cualquiera o para cierto estado de ánimo. La principal crítica es que los protagonistas tienen diarrea de palabras. Supongo que esa gente nunca ha tenido la necesidad de hablar y hablar con alguien y no querer rendirse ante el sueño o la vida diaria para seguir hablando. Y más con un deadline puesto por el movimiento de rotación.

La cuestión es que, para quienes veneramos Before Sunrise y Before Sunset, Jesse y Celine existen. Ellos saben (porque nos lo han dicho) lo que sentimos con respecto al amor, a lo que la familia y la sociedad espera, de los miedos y locuras. Crecimos con ellos y más de uno de sus diálogos nos provocó un dolor en el corazón. Hace unos cinco años, veía una y otra vez la escena de río Senna y del automóvil de Before Sunset. Lo hacía en calzones y camiseta sobre mi cama. Me terminaba una caja de Kleenex, tiraba los mocos al piso y abrazaba a Scampi. Con Before Sunrise mi relación fue menos dramática. Por supuesto, está el factor mochilazo europeo al que fui tan afecta durante mis veintes y las fuertes y efímeras relaciones enmarcadas en paseos por ciudades que no he vuelto a pisar.

El final de las dos primeras partes es ambiguo: tal vez estén juntos, tal vez no. Por eso, evité a toda costa spoliarme. Before Midnight comienza con un Jesse tratando de comunicarse con su hijo preadolescente. Están en un aeropuerto debido a que el chamaco tiene que volver a Estados Unidos. Ok. Jesse se divorció. El mocoso, como todos los escuincles de su edad, contesta con mujidos a su padre. Y pude sentir el dolor de Jesse. Ese dolor del que decía que si lo tocaban se iba romper en moléculas. Pinche Celine, ¿dónde estás? Con un "este ha sido el mejor verano de mi vida", "prefiero que no vengas a mi recital de piano" el mocoso le rompe la madre a Jesse, quien sale cabizbajo de la terminal. Entonces comienza un valz. Un valz que casi puedo jurar que era el que le cantó Celine en su apartamento de París. Ahí comencé a llorar. La escena cambia al estacionamiento, donde vemos a Celine recargada en un auto compacto hablando por teléfono.

Celine sigue hablando en francés cuando el coche arranca. En la parte de atrás hay dos niñas de unos 7 años dormidas. Después nos enteramos que una de ellas se llama Nina y la otra Ella. Nina por Nina Simone, la que imita Celine cuando Before Sunrise se termina y una grita "¡no mames, se quedan juntos!". 

¡No mames, se quedaron juntos estos 9 años! Grité sin gritar apretando un poco más la mano de mi Maridaje, sin saber si entendía un carajo. Entonces comienza la habladera. Entre el dolor de Jesse por perderse la vida de su hijo y el nuevo trabajo (muy posiblemente) insatisfactorio de Celine. Entre robarse la manzana de las niñas y no detenerse en las ruinas griegas.

El close up dentro del auto compacto asfixia. Creo que es a propósito. Sobre todo cuando Celine sentencia que en ese momento comienza la cuenta atrás de la bomba que detonará la separación. En el coche les vemos las arrugas, las bolsas en los ojos, la piel que ha dejado de ser lozana. Pero entonces se sonríen y juguetean ante la cámara del celular y vuelves a verlos coqueteando en el tren.

Lo bien que hace Celine como madre (y general de la tropa) impacta. La feminista, mujer profesional y... ¿madre? Después me enteré que no sólo yo estaba en shock: ella misma está en conflicto. Después de tantos años, es la misma veinteañera que vive en el eterno choque de la mujer independiente y aguerrida, el amor hacia su familia y la realidad. Y lo loca histérica no se le quita. La misma explosión de París la tiene ahora en la habitación, con las tetas al aire para que nos pegue más fuerte la realidad: podemos pasar de la excitación sexual a la insatisfacción y cotidianidad que enmierdecen el día a día. 

A pesar de haber perdido lo rojo de su barba y pelo, Jesse es el mismo niño que ve a la abuela en un chorro de agua y que hace cuentos de amigos imaginarios que vuelven cuando tienes cuarenta. Ahora disfruta del éxito de escribir y también lo sufre. No es un hobby, sabes? le dice a Celine que le recrimina su ausencia. Jesse, a pesar de no haber perdido ese toque infantil, se mueve mejor ante la realidad, aunque no sabe cómo solucionar la ausencia de su hijo.


Al final, el Jesse que volvió a Viena 6 meses después, es el mismo que vuelve y no los deja vencerse. Un "ya no te quiero" no lo quiebra (al menos no por completo) e inventa el viaje con el que cierra la película. Un viaje en tiempo para entregar la carta que la Celine de ochenta y tantos años le escribe a la Celine del Peloponeso.  En ella le dice que en ese lugar tendrá el mejor sexo de su vida. Ese sexo que, dicho por ella se reduce a kissy-kissy-tity-tity-snore.

No sé si llamarle una esperanza "madura" o "real"; la cuestión es que sabes que la vida "adulta" y en pareja está muy lejos de lo que soñaste en los veintes.  Que la cotidianidad, la amargura, las recriminaciones y engaños pesan demasiado.  Y dentro esas desesperanza-esperanza hay algo (que podría se hasta cobardía) que los mantiene juntos. El clásico perdiganar.

Entonces lloramos porque después de tanta realidad, tantos pasitos siguiendo (niños), trabajos extenuantes,
días en el que solo se piensa cuando se caga, compromisos, exmujeres histéricas y ausencias, hay espacio para otros viajes, atardeceres y amaneceres en el que estarán juntos, aunque uno respire aire y el otro helio.

Por supuesto, amé la película. Y mi Maridaje también, aunque haya sido tan burro y no haya visto las primeras dos.

****UPDATE****
Dos días después, mientras cenábamos una sobrevaluada hamburguesa, mi Maridaje y yo seguíamos hablando de Before Midnight.  Entonces le dije amenazándolo con mi dedo amenazador: pues las vamos a volver a ver, aunque ya hayas visto la tercera.  Pero ya se de qué van, lo leí en internet me dijo.  Y le comencé a cuestionar sobre escenas clave y sus respuestas eran bastante cercanas a las correctas. Entonces me comentó que las había visto un día antes de ir al cine.  (Yo tengo los DVDs)

Me había engañado.

Sólo es una película, pero son mis películas favoritas del mundo y me robó el comentarlas con él.  De vuelta a la casa, le hice drama con las chichis al aire, que es la forma que desde ahora haré drama matrimonial. Snif.