No tengo smartphone. El celular que tengo me lo regaló mi hermana, ya que se lo dieron con su plan. Es de esos “amigos” que venden en el oxxo por 300 pesos. Igual salió reculero porque se descarga cada dos días. No me compro otro porque prácticamente no lo uso: gasto algo así como 100 pesos cada mes y medio en saldo.
Y es que me caga hablar por teléfono. Nunca hablo “para saludar”. Tampoco sigo conversaciones tipo ¿Qué has hecho?, no importa que el que pague sea otro. Supongo que es consecuencia de algún trauma es infantil Telmexiano. En aquellos análogos tiempos, apenas descolgaba el teléfono, y mi papá gritaba ¡no te tardeeees!. También está el hecho de que soy práctica y antisocial.
Los celulares de mis fellow computitos son acá, la última tecnología de 5GSMHR2. Cuando los ponen sobre las mesas de juntas parece una pinche exhibición de Telcel. Casi me da pena mi teléfono de escuincla. Pero entonces, suena el ring-tone de angry birds o starwars y amo a mi celular sin carga.
He intentado dejarlo, no tener celular. Pura pinche idea hippie que, como andar por la vida sin calzones, nunca llevaré a cabo. Me siento orgullosa que, a diferencia de muchos telefonoadictos, no tengo reacción pavloviana ante el rrrring.
En las primeras dos temporadas de los Soprano, no utilizaron los celulares. Escenas hablando en casetas telefónicas, a deshoras y bajo la lluvia hacían ver a Tony aún más dominante (y sexy). Qué mejor manera de hacer valer organigrama que decir: espera mi llamada en la caseta. No sé a qué hora, no me importa si te enfermas, chingas a tu madre si no contestas.
Otra de las series en que se vivió el cambio de no tener celular a tenerlo, es Sex & the City. Carrie se negaba a usarlo, hasta que en un episodio las cosas se complican y no pudieron contactarla, dejándola plantada en su cumpleaños y al borde del drama. Por supuesto, termina cediendo ante la tecnología y en el final, nos enteramos del nombre de Mr. Big con la llamada entrante del celular.
Las tramas de las series de estos días hiperconectados son inconcebibles sin el celular. Desde los iPhone 5 que utilizan en CSI, los smarthphones de los ñoños de Big Bang, hasta la despedida del papá de Marshall, en HIMYM.
Por eso, cuando comencé a srereremirar Seinfield me preguntaba qué trama podrían hacer con los celulares. Capítulos completos se irían a la basura si éstos aparatejos hubieran existido en esos días. Confusiones como ponere de acuerdo para ir al cine (y que se equivocan de salas) o llegar a la cabaña del Bubble boy, valdrían madre con el celular.
Así que cuando vi el capítulo de Curb Your Entusiasm 7x10 en el que se “reune” el elenco de Seinfield, mi corazoncito Seinfildezco gritó ¡Get Out! al descubrir que uno de los argumentos conflictivos estaba relacionado al iPhone. Eso, sin contar el reclamo que le hace Jerry a Elaine al llamarla “blackberry people”.
Gracias, Larry David :')