miércoles, 21 de octubre de 2009

Queretanas y Cabronas

Cuentan que una vez consolidada la independencia –pero no así el país- al estado de Querétaro se lo querían montonear y repartírselo sus estados vecinos. Pobre Querétaro, cuna de la independencia. Pobre Querétaro, futuro receptor de chilangos. Pobre Querétaro, tan aguantador de sus malas mujeres.

Ya sé supongo que entre los argumentos que los queretanos dieron para defender este Honorable Estado no están los malos tratos que a los que sus valientes hombres han sido sometidos a través de los siglos.

A continuación tres leyendas que reflejan el sentir popular, respecto a las Queretanas y Cabronas.

1. La monjita embaucadora


Querétaro siempre ha sido un lugar seco. El llevar el agua a la ciudad, siempre ha sido un problema y un reto, ya que no hay pozos en el centro. Esto comenzó a cambiar hacia 1720 y con la construcción de un acueducto.

Cuentan que un tal Juan Antonio de Urrutia y Arana, Marqués de la Villa del Villar del Águila (desde ahora el Marqués), de nacionalidad española y casado con Doña María Josefa Paula Guerrero y Dávila Moctezuma Fernández del Corral (desde ahora, la Marquesa) se enamoró perdidamente de Sor Marcela (desde ahora, la monja embaucadora), que vivía en el convento de las capuchinas.

El Marqués comenzó entonces a endulzarle el oído a la monjita mientras aquella meneaba los huevos del rompope. Por más palabras bellas -de esas que nacen de una erección- que el Marqués expresaba, Sor Marcela seguía negándose. Intentando alejar al apasionado pretendiente, la monjita expresó “cuando llegue agua limpia al convento, ese día cederé”.

[caption id="attachment_1059" align="aligncenter" width="300" caption="Arcos"]Arcos[/caption]

Entonces el Marqués soltó la lana para construir un acueducto directo al convento de la amada. Posteriormente, al acueducto se le unieron más fuentes y otras obras, siempre patrocinadas por el millonario calenturiento.

¿Pero qué paso con esta historia de amor?

La monjita se casó con Dios y el Marqués le construyó una casa a su Marquesa. Esta leyenda tuvo tal impacto en el subconsciente queretano, que todos aquí llaman LOS ARCOS al acueducto, intentando así olvidar que Sor Marcela tuvo lo que quiso (agua) y el Marqués no (monjita).

Yo no sé, pero más de un conocido dice las queretanas son así.

2. La mujer infiel y asesina.


Ya sé, la historia no es nueva: una joven mujer insatisfecha con su situación amatoria/sexual busca calor en brazos ilegales y de paso, quedarse con la lana. Sin embargo, la de la Zacatecana es una historia con tintes obscuros y gore.

Durante la colonia, Querétaro se afianzó como ciudad de paso entre la capital y la ruta de la plata, Zacatecas específicamente. Así que para 1850 llegó hasta esta bella ciudad una pareja de aquella ciudad minera.

[caption id="attachment_1060" align="alignleft" width="150" caption="Mala mujer, mala"]Mala mujer, mala[/caption]

El hombre, celoso y sabiendo de la belleza de su mujer, sólo le permitía salir a misa (acompañada de su doncella) y no recibía mas visitas que la de su costurera. Sin embargo, el minero pasaba más tiempo en los negocios que atendiendo a su esposa, por lo que aquella convenció a un mozo que lo matara. Ya se imaginarán las técnicas de convencimiento utilizadas para tan macabro fin.

Una vez consumado el acto, lo enterraron dentro de la misma casa para no levantar sospechas. Pero la codicia es más fuerte que la pasión, por lo que el mozo intentó secuestrar a la Zacatecana. Ella no tuvo más remedio que asesinarlo y enterrarlo con aquél que ahora la hizo viuda.

Una mañana amaneció la Zacatecana muerta en una calle cercana. La investigación llegó a su casa, donde encontraron los dos cuerpos sin vida. La sociedad horrorizada culpó a la viuda negra y, a pesar de aquella estar más fría que una cerveza en hielera, la ultrajaron, la azotaron, la arrastraron por la calle y finalmente la colgaron en advertencia a las demás esposas infieles.

[caption id="attachment_1061" align="aligncenter" width="150" caption="Calaquitas"]Calaquitas[/caption]

Hoy la casa de la Zacatecana es un museo particular –y barato- con muebles y pinturas del siglo XIX y es atendido por unas viejitas muy buena onda que te cuentan historias de fantasmas, ánimas, calacas enterradas y malas mujeres.

3. La roba-protagónicos


Ya saben cómo es eso, a cualquiera le puede pasar: Conspiras contra el gobierno –siendo parte de él- arriesgando no sólo tu lana, si no tu pellejo. Tienes reuniones con otros liberales y durante dos años detallan con precisión los movimientos y fechas.

Sin embargo no contabas que en septiembre comienzan las ondas frías en Querétaro y, en aquel 1810, un viejito temeroso de Dios se enferma y confiesa la conspiración en la que estabas involucrado. El gobierno llega a tu casa de madrugada para que en tu rol de Corregidor des evidencia de la alta traición a la Patria. En pantuflas y con los desos en la garganta, vas a la casa donde dicen estar las armas. No encuentran nada, pero en un movimiento de sospechosismo, un soldado tira una pared, dejando al descubierto el parque que tú y tus amigos habían estado juntando como niños a las canicas.

Asustado, corres con tu vieja y le dices “Poco falta para que nos agarren, mi amor”. Ante su insistencia de avisar a los demás rebeldes tú te niegas. Ante Dios y los hombres, lo importante es mantenerla a salvo, por lo que la encierras.

Ella se las ingenia y, a punta de taconazos, llama la atención de un tal Ignacio Pérez, quien sale despavorido a Dolores, a avisarle a un padrecito revoltoso. Desde entonces el nombre Josefa Ortiz sale antes que el tuyo en las cartitas de la escuela.

[caption id="attachment_1062" align="aligncenter" width="300" caption="Taconazos de indepedencia"]Taconazos de indepedencia[/caption]

A cualquiera le puede pasar.
IMPORTANTE: Lo escrito anteriormente son leyendas exageradas. No deben ser tomados en serio ni ser utilizadas para hacer una tarea escolar o justificar un grado de doctorado en historia. Su objetivo es meramente de incitación a la visita y que el lector se acuerde de esta escritora en ciernes meramente aficionada a la historia durante su visita.

Visitar los Arcos es gratis o cualquier trenesito turístico les lleva.  La Casa de la Marquesa es ahora un hotel muy bonito y elegante, al que pueden invitarme un desayuno (no se aceptan invitaciones a dormir).

La Casa de la Zacatecana, es un museo particular y económico ($30), en donde hay varios eventos.  Visiten su web.

Es imposible que unos taconazos, por mas fuertes avisaran a Ignacio Pérez, por la distancia que separaba a las cárceles de la habitación de Doña Josefa.

Donde la corregidora avisó a Allende / Hidalgo es ahora el Palacio de Gobierno, en el que a veces hay tours gratis.  Ahí hay más leyendas e historias, como el encarcelamiento -y escapada- de Chucho el Roto, el Robin Hood mexicano.  Frente al edificio, está una de las plazas más bonitas de Querétaro: la de armas o la de los perritos, que engalanan al Marqués aguador.

[caption id="attachment_1063" align="aligncenter" width="300" caption="Noche en Plaza de Armas"]Noche en Plaza de Armas[/caption]

viernes, 2 de octubre de 2009

Fuck you, New York

You’re incapable of enjoying life, you know that? I mean you’re like New York City. You’re just this person. You’re like this island unto yourself. –Woody Allen, Annie Hall, 1977

Sí, fracasé completamente en mi deseo hollywoodezco de convertirme en una newyorker. Nunca antes había vuelto a casa con esa sensación de haberme faltado mucho por conocer, de no haber comido suficiente, de no haberme integrado -ni un poquito- a una cultura, a un lugar.

Me faltó un brunch, me faltaron museos, me faltó tomar un Manhattan enfundada en un vestidazo. Ponerme ebria, reir, moverme sin ver mapas. Me faltó el Bronx y más de medio central park. Encontrar una excelente pizza y ver algún famoso en el metro. No encontré un bar a desnivel, ni locos en el metro.

La gente es distante y anda corriendo, nadie me dijo un piropo sucio. Demasiados edificios enormes que sacan a la pueblerina que soy y que terminó refugiándose en los parques. Me negué a comprar ropa cara o gadgets de poser en la MacStore. No caminé en tacones por el puente de Brooklyn y tampoco conseguí un tutu.

Que se le va a hacer. Hay islas que no son para una y que como islas se tienen que quedar. Sí, Fuck you New York

La ciudad sólo me enseñó un poquito, y pues ya que, es lo que tengo para presumir.

Comida.


Porque las penas con pan son menos.

[caption id="attachment_999" align="alignleft" width="150" caption="Pop Burger"]Pop Burger[/caption]

Pop Burger. Dos hamburgersitas en caja bien monas, papas no incluidas en el precio. A unos pasos de la 5th Avenue, el lugar era tan pop y tan gabacho, que tenía que entrar. La sorpresa no venía en la caja, si no fuera. Crocantes por fuera, suaves por dentro y con la cantidad exacta de grasa, puedo asegurar que esas son las mejores papas del mundo. Si se chingan a los belgas.  Diet coke infaltable.

[caption id="attachment_1005" align="alignright" width="150" caption="Noodles"]Noodles[/caption]

Thai food. Una de mis obsesiones viajeras es Tailandia y su comida, por lo que no me dolió el codo en darme una supercena con postre incluido. Mi paladar se ha vuelto loco con la poca comida oriental que ha probado, la mezcla de sabores explotan en la boca. Por algo son los reyes de las especias. Mi elección: Kanon Jean with green curry, thai eggplant, bamboo shots, bell pepers and noodles. Que en castellano son fideos que no saben a pasta acompañados de verduras extrañas y camarones en una salsita verde y picante. Sin embargo, mi entrenado paladar mexica me indica que su origen no es tanto el chile, si no pimientas, hojas y raíces Para calmar el paladar, un té frío y espeso, con sabor a alguna especie amaderada.

Pero lo mejor estaba por venir. Un plátano macho y frito, envuelto en arroz dulce y en masacote, bañado en una salsa dulce de coco y nieve de vainilla. Ese postre ha entrado en el selecto club de orgasmos paladéricos en el que está el chocolate de San Ginés, el mango al tequila y las jericallas.

[caption id="attachment_1006" align="alignleft" width="150" caption="Crab Soup"]Crab Soup[/caption]

THE SOUP. Sí, es LA sopa. Llegué a Hale & Hearty en busca del nazi soup y me encontré a gente amable en un ambiente macdonaldezco. Decepcionada y mentándosela a los que hicieron del gmap de Seinfield, pedí una sopa de pollo, verdura y elote. Esas sopas las tienen calentando todo el tiempo, por lo que son espesísimas y de tanto hervir, sus ingredientes sueltan el sabor. Tenía sentimientos encontrados, pues me trataron como en cualquier franquicia chafa, pero la sopa me encantó. Así que caminando por la 54, muy cerca del famoso Studio Fifty-Four, me encontré otro lugar de sopas que no se veía comercial. Ahí si me trataron mal, la sopa era deliciosa y fui feliz. El Brooklyn repetí una sopa, esta vez de cangrejo que devoré mientras tomaba los primeros rayos del sol de una lluviosa mañana. Sin duda, la sopa fue el descubrimiento niuyorkino y el DELI fue la sorpresa.

[caption id="attachment_1003" align="alignright" width="150" caption="RoastBeef sandwich"]RoastBeef sandwich[/caption]

DELI. ¿Sandwiches? Seriously? SERIOUSLY. El pan integral es de una excelente calidad, las mayonesas especitas, y la carne. Oh, la carne. En mi primer deli lo pedí de proscuito, no había. De jamón ibérico -porque ya saben, viví en europa y demás sangronadas-, tampoco había. “Roast Beef, pues ya que” le dije al vendedor con una carota de ash, pinche lugar pinche. OhhMaiGod! Fue la sorpresa. Por 6 dólares, fue la mejor comida (costo/beneficio) que probé.

[caption id="attachment_1002" align="alignleft" width="150" caption="Tinny Winny Dog"]Tinny Winny Dog[/caption]

Street food y lo del montón.
Por obligación probé los hotdogs. Son tan malos como se veían. Los palitos de pollo, medios quemados. Los pretzelotes rellenos, con sabor a costco. La nieve de camionetita, bañada en sabe que chingadera artificial. Nada de esto recomiendo, pero hay que comerlo en NY, ¿Cierto? HELL YEAH.

También comí Kebbab, pizza y pasta, pero reseñarlos ya es gula. (Comerlos no lo fue)

[caption id="attachment_1009" align="aligncenter" width="300" caption="Washington Square"]Washington Square[/caption]

LUGARES.


Porque algo tenía que hacer entre comidas.

[caption id="attachment_1000" align="alignleft" width="150" caption="Tarde en el parque"]Tarde en el parque[/caption]

Central Park. Ya lo dije antes, el padre de todos los parques de Nueva York. El área verde y sin árboles que sale en todas las películas y series se llama Sheep´s Meadow y estar ahí tirada fue de las mejores cosas que hice en NY. El parque es enorme, con canchas de beis, espacios especiales, esculturas, castillo, fuentes… Tiene un circuito especial para bicis y corredores. Al tratar de atravesarlo puse en riesgo mi integridad física. Los neoyorkinos locos se amontonaban para hacer ejercicio… en lunes!!. Me sorprendió saber que lo cierran a la 1am. ¿Se imaginan un picnic-cena en verano a la luz de la luna? *suspiro*

[caption id="attachment_996" align="alignright" width="150" caption="Brooklyn"]Brooklyn[/caption]

Brooklyn Ya he comentado que las ciudades me apasionan y sorprenden. Siempre he sentido especial atracción por los sistemas de transporte, porque son las venas de la ciudad. Y en Brooklyn, hay un museo especial para esto, así que tenía que ir. Ahí está la historia de la construcción de puentes, túneles y por supuesto, el metro (Subway). Por supuesto, me encantó.
Después, caminé por la calle Montague en la que no hay construcciones de más de 5 pisos, pero tiene esas casas con escaleras que tanto salen en las películas. A veces, se aprecian mejor las cosas vistas desde lejos. Y Manhattan no es la excepción. Desde Brooklyn, la vista quita el aliento. Caminé hasta DUMBO, donde hay un parque con playa y la gente va a relajarse o tomarse fotos. Con puente y edificios del fondo, yo haría eso igual.

[caption id="attachment_1021" align="alignleft" width="150" caption="Esperando el tren"]Esperando el tren[/caption]

Central Station. De chica viajábamos en tren de México a Guadalajara(sí, así de vieja soy). Me encantaba el chucuchucu y el sentir que se mueve el piso. Me impresionaba como podían salir u ocultarse mesas y camas. ¡Y además había señores que te atendían!. Por eso es que siempre visito las estaciones de tren, aunque no vaya a viajar. No sé si sea porque los trenes son del siglo antepasado, pero los besos de estación de tren son mucho más románticos que los de aeropuerto.

Central Station no me decepcionó. Mucho mármol, mucho lujo. Las taquillas las conservan “como antes” y en esa zona central casi te olvidas que estás en una estación de tren. A los costados se encuentran las vías que te regresan a tu lugar. Central Station es la entrada mas bonita de la ciudad.

[caption id="attachment_1004" align="alignright" width="150" caption="Crowded Times"]Crowded Times[/caption]

Times Square. ¿Cuántos noticiarios del primero de enero hemos visto sin que salga esta plaza atiborrada? ¿Y que hay de esa famosísima foto del militar besando a una enfermera? Sin duda, Times Square es de esos lugares que uno lleva tatuado en la cabeza. Cuando llegué (de noche, ya) y vi tanta gente y tanta luz que me emocioné. Me puse chinita y caí rendida ante una gringada prefabricada. Malditos gringos y sus foquitos.

[caption id="attachment_1022" align="alignleft" width="150" caption="Bryant Park"]Bryant Park[/caption]

MidTown.Partiendo hacia el norte desde la 34th para las compras, la 42th del Bryant Park, la 53t del Moma y ya casi llegas a Central Park. El Empire State (sin su King Kong), la Biblioteca de NY (sin Carrie y Big), el Rockefeller Center (y su NBC). En medio, todos esos enormes rascacielos que conforme va obscureciendo se ven mejor. Me subía a la roca, me compré un panquesito rojo en Magnolias y un hotdog callejaro. De lado west, DELI y cerveza en bar irlandés.

De los mejores descubrimientos, Bryant Park. En este parque se organizan diferentes espectáculos y actividades. Desde conciertos hasta juegos de ajedrez. Sin faltar un fresísimo brindis al atardecer.

[caption id="attachment_1007" align="alignright" width="150" caption="Stock"]Stock[/caption]

DownTownLa puntita de la isla, con un lugar en la historia de la humanidad asegurada con su 9/11. Ombligo financiero y económico de este planeta en recesión, es el único lugar de NY que encontré con referencias históricas-independentistas de los States. Ahí compraron la manzana los neerlandeses a los nativos por 26 dólares (antes era New Amsterdam) y George Washington tomó posesión como primer presidente de los gringos, así como el derecho de salir en sus billetes. De Battery Park salen barcos para ir a ver una señora en otra isla mucho más pequeña, que da la bienvenida a la tierra de la libertad. No tuve el placer.

[caption id="attachment_998" align="alignleft" width="150" caption="San Gennaro"]San Gennaro[/caption]

Little Italy, China Town, Soho, Chelsea y Lower East Side. Nueva York fue entrada de inmigrantes durante la primera mitad del siglo pasado. Chinos e italianos hiceron sus barrrios muy juntos y por ahí me enteré que hasta se pelearon por espacio. Como sea, ahora es muy tranquilo y si, cada uno tiene su propia personalidad.

Fui a Little Italy, al festival de San Gennaro, el patrono de los italianos en Nueva York. Durante una semana, se cierra la calle Mulberry y ponen muchos puestos, principalmente de comida italiana, bebidas y ropa. Según eso había eventos, pero no los hallé. Había muchos policías, los cuales parecían salidos de una serie gringa: muy ponchados, con tatuajes y cara de "te estoy viendo". También fui a la iglesia, donde está el santo. Es católica y muy austera. Sin embargo, la gente es muy devota, participan y asisten con regularidad.

Te das cuenta que estás en ChinaTown por los anuncios blancos con letras chinas rojas y únicamente en chiquito te dice en inglés que es lo que hacen ahí. Aunque eso no es difícil de adivinar, porque todos venden. Bolsas, perfumes, souvenirs, ropa, etc. Muchas cosas y todas muy baratas. Por ejemplo, con 10 Dlls compré SEIS de esas camisetas ridículas de I love NY, mientras que en las tiendas oficiales cuestan 14Dlls cada una.

[caption id="attachment_1023" align="alignright" width="150" caption="Soho"]Soho[/caption]

Soho, Chelsea y Lower East Side: Realmente sólo caminé y me perdí por esas calles. Restaurantes muy monos, tiendas de diseñador no-muy-famosos, antros. Y por supuesto, es donde están todas esos departamentos de 4-8 pisos en que tienen su escalera de incendios por fuera. Todos pintados en colores contrastantes. Por las noches, además de basura hay newyorkers engalanados y listos para festejar. En East Side es donde ví una chica con tutú y la odié.

[caption id="attachment_1024" align="aligncenter" width="300" caption="Manhattan late"]Manhattan late[/caption]

No, no dejé mi corazón en Nueva York. Por supuesto, no me arrepiento de haber ido, fue un viaje muy disfrutado (como se podrá leer). Pero le faltó una conexión un poco más íntima. No movió nada en mí, ni me dejó algo excepcional. Tal vez su sobreexposición es una barrera muy alta por sortear, se necesite mas tiempo o yo traía algo.

O simplemente no tenía que pasar.