jueves, 12 de junio de 2014

Hoy comenzó el mundial y yo no estoy en Huatulco

Es una tradición, me dijo Ricardo en la cocina, todos los mundiales que hemos pasado juntos lo hemos hecho en la playa. Mira que cosa, le dije riendo. Apenas llevamos cuatro años juntos y sí, son “todos”. 

La inauguración de Sudáfrica la vimos a las 6 de la mañana en la televisión (no pantalla) de 14 pulgadas y antenas de conejo. Amamos ese hotel en Huatulco porque parecía sacado de una película de los cincuentas, con sus pequeños adoquines verdes, el baño con cemento y las toallas rasposas. Desde el pequeño acantilado de veían las palmeras y el mar.

Hoy amanecí ligeramente cruda. Ni tomé tanto, pero la cerveza era muy chafa. Estaba desvelada porque ayer ganó la selección de mi trabajo un torneo de futbol. Los chavos del equipo son parte de mi equipo y gritarle groserías al equipo contrario era mi obligación y placer. Ya iba tarde a la oficina cuando llegó el albañil con su presupuesto para la compostura de la casa. 15 mil pesos que tal vez sean 20 porque nunca falta que salga algo.

15 mil pesos y yo no estoy gastándomelos en Huatulco.

Estoy exhausta de las retroalimentaciones al equipo. Analizar las katas, revisar mis apuntes de cada uno, encontrar las palabras. Aprensión y emoción por lo que sigue. Entregué los documentos que odio hacer y cambié la fecha al que no pude terminar. Y ya voy tarde a la borrachera del open house de unos amigos de Ricardo. 

Voy tarde para la borrachera y estoy aquí escribiendo con 15 mil pesos por gastar y no son para gastármelos con mi Maridaje en Huatulco.