viernes, 19 de agosto de 2011

Winter is coming

Una vez más, los internets tenían razón: Game of Thrones es LA serie. Al principio, me negaba a verla. No porque dudara de la capacidad de HBO para hacer buenas producciones. O por que siempre me asusto cuando salen pitos mi poderosa pantalla de 32”. Me negaba a verla porque sabía que era fantasía.

Y es que las películas de fantasía me duermen. Pasó con LOTR, Harry Potter y el laberinto del fauno. Babeé tanto la butaca del cine que tuve que pagarles limpieza. Por el bien de mi economía, las evito.

Game of Thrones tiene zombis medievales, enormes lobos y dragones. Hablan de dioses (nuevos y viejos) y maldicen por los siete infiernos. Los personajes son fuertes y atractivos. Y no hablo exclusivamente de la parte física (aunque las putas tienen unas chichotas) sino que la fuerza que transmiten siempre me dejan dudando sobre lo que harán después. Sobre todo el enano, Tyrion Lannister es un misterio (y un encanto) para mí. En general, la línea entre buenos y malos está muy desdibujada. No hay el perfecto o el desgraciado o el idiota. Con cada capítulo, los personajes se van delineando y evolucionan. Los juegos de poder, envidias, lujurias y miedos hacen que la historia sea la gran protagonista.


Cuando terminé de ver la primera temporada quedé tan traumada que me fui a los libros. Convertí para mi kindle los pdf que amablemente @Saberhaagen me proporcionó y veo la serie otra vez conforme avanzo en la lectura. Estoy disfrutando mucho esta segunda vuelta; incluso más que la primera vez. Hay escenas que tienen símbolos y personajes que describe el libro y que sin su lectura, no habría apreciado. Es muy ñoño, pero me emociona saber por qué el castillo es rojo, el nombre de todos los lobos de los niños Stark (y lo que dicen de ellos al llamarlos así) y sobre todo, las motivaciones de los personajes.

échenme una Mano
Por ejemplo, Bran. En la serie sólo sabemos que le gusta trepar paredes. Un niño travieso y consentido. Pero el capítulo del libro en el que Bran describe la libertad y emoción que siente al escalar no tiene madre. O la evolución de Princess Daenerys a Khaleesi. Hay detalles en las escenas de cojedera salvaje entre Khal Drogo y Khaleesi, como las campanitas en el pelo o las estrellas, que en un futuro cercano me provocarán detenciones por faltas a la moral.

Así que tengo que decir ese nefasto dicho que diche achí: “El libro está mejor”.

Aunque no demerito la serie. Entiendo que poner tanto detalle es difícil. Lo importante está contado y la escencia de los personajes bien lograda. George R.R Martin está metido con los HBOs así que grandes momentos nos esperan cuando el invierno llegue.

(en realidad es hasta la primavera cuando empieza la segunda temporada, bua) la descarga de los PDF  acuá

viernes, 5 de agosto de 2011

Payasadas

day 25 - a song that makes you laugh

-Ya déjalas, Luis. Luego no pueden dormir.

Eso decía mamá cuando papá seguía jugando con nosotras a altas horas de la tarde. Mi hermana y yo renegábamos, pedíamos un ratito más.

Crecí cuando durante los treintas de mi papá. Entonces era flaco, dientón, usaba grandes gafas y era muy muy juguetón. Eran juegos más bien bruscos, pero a nosotras nos encantaba. Cuando no nos jalaba de la ropa para detener nuestro paso con un agudísimo ¡no! ¡no te vayas!, nos hacía reír hablando como Cepillín. A mis primos, les encantaba que les diera “shampoo”. Rascaba tan fuerte el cuero cabelludo que los pelos se nos quedaban electrizados y por supuesto, despeinados. Brincaba, corría, hacía magias y espantaba. Todo para hacernos reír.

No respetaba lugar, hora o gente. Recuerdo una vez que casi me ahogo con la comida, cuando en un ataque de risa, mi hermana escupió la suya sobre la mesa. Mamá no sabía si regañarnos o reír. Casi siempre terminaba riendo con nosotros.

Como hacía magias, yo pensaba que era mago de verdad. Recuerdo una noche que se fue la luz en la casa. Nos subimos a la cama de mis papás y, para que no nos aburriéramos o asustáramos, mi papá nos dijo que teníamos que cantar para que regresara la luz. ¡que venga la luz! ¡que venga la luz! Cantábamos los cuatro a diferentes ritmos. Alguien tenía que comenzar a contar y, al llegar al tres la luz iba a volver. Por supuesto, no llegó las primeras veces. Pero en cuanto mi papa dijo ¡tres! Los focos se encendieron y la tele comenzó a sonar. Mi hermana y yo abrimos los ojos y la boca bien grandes… ¡magia!

Como a papá se le dan mucho las payasadas, desde mi cumpleaños número uno fue el payaso de mi fiesta. Entones, mis primos y demás gorrones lo comenzaron a pedirlo para las suyas. Lo bueno es que íbamos a muchas fiestas. Lo malo es que hay niños que le pegan a los payasos y como yo sabía quién era el payaso, le pegaba a los niños.

No tuve fiesta de 15 años. Pero sí fiesta de 14 años. En las fotos de esa fiesta salgo espantosa: los dientotes llenos de frenos, flaquísima y el copete parado a fuerza de superpunk y crepé. Pero veo a mi papá con la misma emoción que en las demás fotos de cumpleaños.

Esa foto la subió un familiar a facebook. No me acuerdo de quien es el cumpleaños, pero me dio un chingo de gusto que no sólo yo me acuerdo con cariño de esas fiestas.

Esta canción me divertía mucho de chiquita, cuando mi papá ponía los cassettes en el coche.  Supongo que no es muy de niñas, pero me encantaba el ritmo y las palabras (nota mental: usar más la palabra "endina")


PD. Los gorrones también fue un hit en mi infancia. Acá el Chava Flores con el Loco Valdés y Mauricio Garcés, de las cosas que no hubiera visto sin you tube, snif

martes, 2 de agosto de 2011

BlogTestamento

day 24 - a song that you want to play at your funeral

Supongamos que mañana me muero. Pero mi muerte está muy lejos de ser una muerte corriente. Aquel trágico día, mis perros amanecieron oliendo algo en el patio. No era mi muerte, sino un tupper con carne y entes vivientes. Después de gritar ¿Quién dejó esta chingadera afuera? Me puse los guantes y tomé el tupper. Aunque el olor a wacala podrida era muy fuerte, no estaba dispuesta a perder mi colección de tuppers con tapita de microondas. Por eso, pasé a los entes vivientes a un bote de yogurt yoplait. En eso, escuché al camión de la basura. Salí corriendo con el tupper frente a mí. Un gnomo de jardín me metió la cabeza entre los pies y salí volando por el jardín. No me morí, ¿Quién se muere de una caída? Claro que cuando el bote de yogurt yoplait se vació, me quería morir. Grité ¿Quién chingados dejó este gnomo del jardín en el jardín? Apenas son las 9 y ya me llené de mierda, es mejor que me quede en casa pensé. Y lo hice así. Después de reportarme enferma (de la vida) en mi trabajo, me dediqué a procrastinar en la red. Fue entonces que pasó lo imposible: me explotó el monitor (no compren cosas chinas). Corrí (más bien, manejé) al hospital y justó antes de dejar el coche en urgencias, explotó el hospital. Sobreviví pero mi condición era lamentable. Estaba sucia, con la cara llena de sangre y el hombro dislocado. Mis pasos eran un poco arrastrados ya que había estado tomando vino. Un loco pensó que era zombi y me mató a hachazos.

Por eso, mi extraña y lamentable muerte me hizo instantáneamente famosa. El mundo descubre mi blog y las siguientes personas se hacen asquerosamente millonarias:
  • Ficción y cuentos publicados en cualquier blog. Para Ricardo Ortega, mi editor, regañador ortográfico y las diéresis de mis “u”s.
  • No le cuentes a mi madre y los blogs relacionados con los viajes son propiedad de Héctor Zape, de los pocos locos que saben lo que es viajar.
  • Los posts sobre computencias, la vida online y demás ñoñadas son para Ángel el Ornitorrinco. Que los sufre y valora igual que yo.
  • Este reto de las canciones se los queda Beto, quien ha sabido tener paciencia ante la infrecuencia de las entregas y me siguió la corriente, snig
  • Chilangelina se queda con lo que escribí para Recolectivo.
  • Todo lo demás lo se lo queda la asociación de perros donde recogí a Gaspachito.
Y nada de pleititos por la herencia porque regreso a jalarles las patas mientras se bañan.

Me gusta la idea de gastarme con elegancia.  Porque que porquería es vivir "ahí nomás"