A principios de diciembre me llegó un mail. Y aunque es un mail automático e impersonal, me llegó fuerte: ¿Continuaría pagando la anualidad del host de mi sitio de viajes? O lo dejaba morir, exportando sus cenizas a un archivo de texto que guardaría en el disco duro para dos o tres computadoras después, olvidarlo.
Me di una vuelta por el sitio. Estaba medio derrumbado (algunos plugins no funcionaban) y sólo Héctor le había inyectado un poco de vida durante 8 meses o algo así. Leí mi viaje al sureste, a Argentina, lo que hice en Europa. Me acordé de viajes que aún me faltaban por subir.
Leer viejos posts es un arma de doble filo. A veces me topo con una redacción horrible. Otras veces, con situaciones que ya no recordaba. Pero la mayoría de las veces (y sobre todo en lo que toca a viajes) me emociona lo que leo. Y no sólo por haberlo vivido, sino también por haberlo escrito. Me sentí orgullosa de esos textos.
¿Qué esperan para ver lo cuco que me quedó?
Clic en la imagen pa ir. Y aquí para el post que escribí de la Feria del Libro Independiete (o feria Independiente del libro?) en Oaxaca
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