No. Yo no escribí ese objetivo. Lo leí en el currículum de un chamaco que quiere entrar al área de QA a la que le doy asesoría. Por supuesto, me reí y tiré el papel a la basura.
Camino a casa, me quedé pensando en el computito caliente. O el tipo es muy tonto o tiene muchos huevos al poner eso en su “pasaporte al cambio de vida”. Existe otra tercera opción: que el individuo sea inocente. Y no lo digo en el sentido de “idiota”. Lo digo en el sentido que no está maleado.
Crecemos, cogemos y nos hacemos “responsables”. Vejez dicen unos. Cansancio dicen otros. La verdad es que comenzamos a tener miedo. Miedo a perder lo construido, a que nuestra imagen se dañe ante la familia y amigos. Miedo a quedar como idiotas.
Llega una edad -casi siempre a los 25- en la que se espera que esas idioteces se queden atrás. El equivocarse antes de los 25 se justifica: “esta chavito”. Equivocarse a los 40, es una crisis de la edad. ¿Qué estaba pensando en ingeniero?
Por eso, “maduramos” pisando sobre suelo firme. Encontramos nuestro lugar en el mundo y puto el que se quite.
No llamé al chamaco a entrevista. En realidad, está más para programador y ni modo de quemarme.
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